Cada vez más farmacias están incorporando herramientas de Business Intelligence (BI) dentro de sus sistemas de gestión, y no es casualidad. Esta tecnología permite analizar en tiempo real grandes volúmenes de información, como las ventas por categoría de producto, la rotación de stock, los márgenes por laboratorio o los hábitos de compra de los pacientes.
Contar con esta capacidad analítica no solo mejora la toma de decisiones, sino que también permite anticiparse a la demanda, reducir las caducidades y ajustar los pedidos para que el stock sea siempre óptimo. Además, facilita el diseño de campañas personalizadas, basadas en el comportamiento real de los clientes.
Implementar una solución de BI adaptada al entorno farmacéutico no requiere grandes inversiones, y los beneficios en términos de eficiencia, rentabilidad y fidelización del cliente son notables. La farmacia que sabe interpretar sus datos tiene una ventaja competitiva real.

