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Las compañías se enfrentan a un contexto de cambios e incertidumbre. Por ello, deben entrenar su resiliencia para mejorar y adaptarse.

Las empresas y las personas deben tomar conciencia de que el mundo en el que se mueven se desarrolla de forma imprevista. La imposibilidad de controlar los factores exógenos a una organización provoca una sensación de incapacidad o incluso de frustración. Por ello, cada vez son más las compañías que fomentan la habilidad de adaptarse a situaciones imprevisibles y adversas. La resiliencia empresarial comienza a ser una tendencia que se consolida ante un escenario en constante evolución, como se ha comprobado durante estos dos últimos años, desde el estallido de la pandemia.

Tal y como se expuso en el webinar ‘Cómo gestionar la empresa en la incertidumbre actual’, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell, cuando surgen imprevistos en una organización, se debe tomar conciencia de los mismos y aceptarlos para enfrentarse a ellos, es decir, a un nuevo contexto.

Las empresas que entrenan esta capacidad de adaptación trabajan con estrategias más flexibles y creativas. Los objetivos que se marcan pueden verse comprometidos por el entorno pero, aunque los elementos externos cambien, las metas se deben mantener, buscando vías alternativas para alcanzarlas y apostando por soluciones de mayor creatividad. Se ha comprobado que, durante las épocas de crisis, las compañías que han sabido gestionar las dificultades, cambiar la estrategia para adaptarla al nuevo entorno y sobreponerse al contexto han sido las que han conseguido un mayor éxito.

Elementos que favorecen la resiliencia en una organización

  • Actitud positiva. Los objetivos se deben formular en positivo. Esto implica que se transmitan mensajes positivos al equipo.
  • Autoconciencia de las fortalezas y de las debilidades. Siempre existe una parte del trabajo que se realiza correctamente y de una manera impecable, sin embargo, también existen áreas de mejora. Se debe ser consciente de ello y realizar ejercicios de autoevaluación para identificarlas.
  • Perseverancia y tenacidad. El ritmo al que puede transformarse una empresa, por lo general, no es inmediato. Para alcanzar los objetivos estratégicos en una organización se necesita tiempo. Hay metas plurianuales y otras a corto plazo, por lo que contar con plazos diferenciados para cumplir cada una de ellas es fundamental.
  • Esta característica va ligada a la creatividad porque si el mundo exterior cambia, las empresas tienen la obligación y la oportunidad también de transformarse.
  • Consiste en transformar las creencias limitadoras en creencias potenciadoras, que ayuden a impulsar una transformación dentro de la compañía.
  • Desafío. A nivel empresarial, cuando hay que enfrentarse a retos de una gran complejidad, hay que buscar el tipo de motivación para afrontarlos. Métodos como la exploración, la experimentación o el propio disfrute de enfrentarse a grandes desafíos suponen un tipo de motivación extra.

Por tanto, una empresa resiliente o que busca aumentar su capacidad de resiliencia es aquella que se muestra flexible en la manera de actuar ante los nuevos retos, lo que le ayuda a adaptarse en escenarios inciertos. Asimismo, se trata de una organización que fomenta una comunicación bidireccional entre el líder y los empleados, de una manera positiva, retadora y motivadora.

En este escenario, contar con el asesoramiento de un profesional de confianza, como el gestor de la entidad bancaria, puede ayudar a las compañías a identificar oportunidades en función del tipo de negocio y de sus necesidades.

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