image_pdf

El avance de la tecnología médica apenas ha conseguido modificar el papel de proximidad que mantienen las farmacias, incluso durante los momentos más duros de la pandemia.

Varias empresas han probado ya opciones para otorgarles más protagonismo médico.

El cóctel formado por los avances tecnológicos, la digitalización y, paradójicamente, la pandemia ha abierto la puerta a nuevos escenarios de atención sanitaria que hasta hace pocos años resultaban inauditos.

Aunque ahora los veamos con naturalidad, hace menos de una década el despliegue de las recetas electrónicas, el desarrollo de vacunas en tiempo récord o la atención médica a través de videollamada solo cabían en la imaginación de los más vanguardistas. Y esto no ha hecho más que empezar: el despliegue generalizado del 5G abrirá la puerta a los Smart Hospitals, al uso generalizado de la Inteligencia Artificial, al despliegue sistemático de wearables y dispositivos IoT vinculados al mundo de la salud…

Sin embargo, hay un sector sanitario que, por su proximidad y contacto con el paciente final apenas ha modificado su funcionamiento, incluso durante los peores momentos de la pandemia: la farmacia.

A pesar de que su funcionamiento puede seguir considerándose tradicional, los expertos auguran que el avance de la salud digital también les obligará a actualizarse; sin embargo, los farmacéuticos siguen siendo el personal sanitario más accesible para los ciudadanos, que muchas veces solo tienen que cruzar la acera para hacer una sencilla consulta médica.

Con estos antecedentes, ¿es posible dibujar un escenario futuro para las farmacias en plena era digital?

Las cabinas de telemedicina y farmacia

Este escenario es el más reduccionista, el que se limita a considerar la farmacia como una cabina multimedia con un dispensador de medicamentos y, por lo tanto, la opción menos probable.

Además, se trata de una opción que no es nueva: en 2015 una startup decidió crear quioscos de telemedicina con un planteamiento tan comercial como extraño. Estas cabinas eran pequeños consultorios médicos ubicados en zonas populosas como centros comerciales, para que el paciente potencial se pudiera someter a un chequeo médico y hablar con un profesional sanitario mediante videoconferencia.

Sin embargo, a pesar de que esta fórmula, denominada HealthSpot, tuvo cierto éxito en el mercado americano, finalmente fracasó por razones de índole fundamentalmente económica.

Hoy en día, estas prestaciones se ven superadas por las opciones que ofrecen los smartphones de última generación, que pueden llegar a detectar síntomas de determinadas enfermedades o medir la glucosa en sangre, las constantes vitales y la temperatura corporal.

Años después, en 2019 la Estación OnMed dio una vuelta al concepto de cabina de atención médica e incluyó el dispensador automático de medicamentos comunes como antibióticos y antihistamínicos.

Otro ejemplo similar es la estación de consulta HD4, que ofrece consultas de telemedicina con herramientas de diagnóstico portátiles como un electroencefalograma y un estetoscopio.

A pesar de que estas opciones son hoy en día una opción comercial, no parece que vayan a dibujar el futuro escenario farmacéutico en nuestro entorno.

Consultorios de salud

En la actualidad los farmacéuticos ya ejercen como consultores de salud que se encuentran a pie de calle, pero en el futuro esta vertiente podría ser mayor. De hecho, los propios profesionales farmacéuticos intentaron dar un paso en este sentido cuando se ofrecieron a inocular las vacunas contra la COVID-19 y contribuir así a aliviar la carga de trabajo del sistema sanitario. Aunque el resultado fue negativo.

Si los profesionales farmacéuticos tienen formación médica, ¿por qué no otorgarles un papel que vaya más allá de la simple venta de parafarmacia o la dispensación de medicamentos con receta médica? ¿E incluso por qué no establecer un canal de comunicación directo entre la farmacia y un profesional médico colegiado para responder a consultas más complejas? Eso permitiría aliviar los servicios de Urgencias y responder a problemas de salud propios de la atención primaria.

Este sistema podría utilizar la red de Intouch Health, que está pensada para ofrecer consultas de emergencia a pacientes que se encuentran en áreas remotas de Estados Unidos. El diagnóstico POC (Point-Of-Care) permite examinar a pacientes gracias a las nuevas tecnologías prácticamente en cualquier sitio con acceso a internet.

¿Con qué herramientas? Los farmacéuticos podrían utilizar estetoscopios digitales para transmitir imágenes digitales en alta resolución, hacer electrocardiogramas completos, etc.

Centros POC especializados

Esta opción es la más vanguardista de todas: dibuja un escenario futurista en el que las farmacias son centros Point-Of-Care especializados capaces de dispensar medicamentos y de establecer terapias personalizadas.

En realidad, la tecnología que emplearía este tipo de despachos estaría ya disponible en fase inicial: smart pills que integran varios medicamentos impresos en 3D; posibilidad de secuenciar el genoma para personalizar dosis; hacer entregas a través de drones…

Parecen tecnologías propias de una película de ciencia ficción, pero ya se han probado con éxito en diferentes partes del mundo. En Ruanda son frecuentes las entregas de medicamentos y sangre para transfusiones en zonas remotas con drones específicos.

Estos escenarios demuestran que el sector farmacéutico no es ajeno a los desarrollos tecnológicos y que podría empezar a caminar hacia el concepto de Farmacia 4.0; sin embargo, para llegar a ellos todavía es necesario salvar determinados obstáculos de carácter legal e incluso económico, y garantizar que, en cualquier caso, el farmacéutico seguirá siendo la persona de perfil sanitario más próxima a los pacientes.

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies